Le sonríe un ambarino en el pecho
Fervor que arde y la aplasta
Le incinera el aliento
Su sangre no haya alivio
Navega incansablemente
En un torbellino de exaltaciones
Adelanta el paso y le implora
No te reveles frágil
Ni cantes la canción
No te empapes de las almas
Que ignoran soberbiamente
la conmoción de las polillas
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